La realizadora peruana Marianela Vega acompañó durante dos años al primer equipo peruano de quadrugby. El filme se llevó el Premio al mejor Documental del Festival de Cine Peruano de París 2018.
¿Qué te llevó a grabar este documental y a seguir por mucho tiempo a este equipo?
A fines del 2012 salió un artículo periodístico sobre la formación del primer equipo peruano de rugby en sillas de ruedas. En ese artículo, había una foto de los primeros miembros del equipo junto con su entrenador, Manuel Benavides. Manuel es compañero de promoción del colegio. Mi papá, que siempre hojea los periódicos, reconoció a Manuel y me guardó el artículo. Siempre me guarda artículos para que los lea luego aunque nunca les doy mucha bola [“nunca les presto atención”, en jerga limeña, ndlr]. Me llamó un montón la atención. No había visto a este chico Manuel desde hacía años que salimos del colegio. Y no sé, como que me dio curiosidad. Entonces, lo llamé y nos juntamos a conversar. Le dije que quería conocer al equipo y que me parecía súper interesante lo que estaba haciendo.
Tenía la idea de que de allí podía salir un proyecto pero no sabía bien qué. Fui a verlos entrenar un domingo, pues entrenan también los fines de semana, en el Coliseo Dibós. Incluso, al final del entrenamiento, me hicieron subirme a una silla de ruedas para probar con ellos cómo era ese deporte. Desde que los conocí me di cuenta de que allí había una película. No sabía si un corto o un largo pero me cautivaron como grupo humano. Me pareció muy paja [muy bueno, chévere, ndlr] que fuera un equipo mixto, me pareció muy bonita la atmósfera, la dinámica, se notaba mucho apoyo entre ellos, como una pequeña familia que se estaba formando. Y así fue como empecé a seguirlos, por tanto tiempo, por tantos años y por tantas circunstancias, hasta que la película fue tomando forma.
Al inicio del documental hay una toma subjetiva sobre una silla de ruedas que se topa con muchos obstáculos. ¿Dirías que la ciudad de Lima está inadaptada a las personas con movilidad reducida o son más bien los limeños quienes son poco solidarios?
Yo creo que son las dos cosas. Muy pocos distritos de la ciudad tienen rampas bien hechas, por ejemplo. La ciudad en realidad no está adaptada para gente en sillas de ruedas, específicamente. Lima, además, ha crecido sin planificación. Hay distritos en los que encuentras rampas construidas solo para cumplir con la norma. Sin embargo, en la práctica no tienen el diámetro suficiente para dejar pasar las sillas de ruedas. Otras calles tienen una rampa al inicio pero no al final.
El transporte masivo tampoco está adaptado. Los únicos medios de transporte público que permiten que suba una persona con silla de ruedas son el metro y los buses metropolitanos. Ambos van de norte a sur, no hay ninguno que vaya de este a oeste. Son líneas limitadas. El medio de transporte masivo sigue siendo la combi [furgonetas adaptadas para el transporte de pasajeros, ndlr] y ahí, obviamente, no puede subirse nadie que esté en sillas de ruedas. Eso limita sus desplazamientos : o van rodando distancias no muy largas o tienen que estar gastando en taxis, los que pueden. Es bien complicado…
Por otro lado, los limeños son muy egoístas. No hay conciencia sobre el otro. Se nota cuando se invaden los estacionamientos reservados o cuando la gente estaciona delante de las rampas. Entonces, son ambas cosas. La ciudad no está adaptada para las personas en sillas de ruedas y la gente tampoco se pone en los zapatos del otro. La gente no lo entiende, no lo ve como un problema. Si no tiene a nadie en esa situación, ni siquiera lo piensa. Por eso hicimos esos planos subjetivos. Tenemos un montón de material recorriendo varios distritos de Lima en sillas de ruedas. Una pequeña secuencia quedó en la película pero la idea era, justamente, que el espectador pudiese por unos minutos “sentarse” en esa silla. Ponerse en los zapatos del otro, o “en la silla del otro” y que recorrieran ciertas partes de Lima topándose con obstáculos, sintiendo lo que sienten ellos. No queríamos hablar de los obstáculos sino más bien crear de alguna forma esa experiencia.
¿Cómo evitar, audiovisualmente, caer en el melodrama o el sensacionalismo?
Lo que queríamos era acercar al espectador a las experiencias de los personajes, que vivan un poco cómo son sus vidas. Incluidos los obstáculos que encuentran todo el tiempo. Creo que a veces eso ayuda mucho más. Puede ser más poderoso para alguien que es ajeno a esa situación, vivir y experimentar la ciudad de esa manera durante unos minutos. Así, sin necesidad de una voz en off que diga qué se debería hacer o dar estadísticas.
Habiendo visto estas imágenes, habiendo conocido a los personajes del documental esperamos que el espectador tome en cuenta, en su vida diaria, lo que estas personas, de carne y hueso, con nombre y apellido tienen que enfrentar. Recién al hacer amistad con alguien que pertenece a este grupo humano, uno puede comenzar a entender esa situación y ver las cosas desde otra perspectiva.
¿Cómo fue recibido el documental en el Perú, sobre todo en términos de difusión?
Intentamos entrar en la cartelera comercial, lo cual es casi imposible para un documental en el Perú. Hay muy pocos documentales que han logrado estrenar a nivel comercial. Nosotros estuvimos solamente un fin de semana en una sala de UVK Larcomar pero en condiciones muy restringidas por ellos mismos. De ahí realizamos proyecciones en un circuito de cines alternativos que duró como un mes. Suscitamos mucho interés pero a pequeña escala.
Gracias a que obtuvimos el premio para la distribución del Ministerio de Cultura, organizamos una “gira nacional”, como la llamamos nosotros, en seis ciudades fuera de Lima (Cuzco Arequipa Iquitos Trujillo Chiclayo y Chimbote). Las funciones se hicieron en espacios que fueran accesibles para personas en sillas de ruedas. Ese es el compromiso que asumimos para las funciones dentro del Perú y es algo que tendré en cuenta, además, para mis próximos proyectos. Eso implicó que en varios lugares la función se hiciese al aire libre. En todas las ciudades que visitamos hubo por lo menos sus seis personas en sillas de ruedas además del público en general. Entonces fue bacán [bueno, positivo, ndlr]. Es un poco lo que les pasa a muchas películas independientes y particularmente a documentales : tienes que inventarte tu propia estrategia de distribución, porque los canales regulares generalmente se cierran a películas no comerciales y más aún a documentales.
En Lima hubo funciones con la presencia de los protagonistas. Fueron muy bonitas porque el público pudo intercambiar con ellos. Si bien no hemos llegado a un público masivo, lo que sí me gusta es que llegamos a públicos bien, bien diversos. Además del público cinéfilo, llegamos a gente de distintas edades y de diferentes ciudades. Ha sido bien interesante.
Hablando de diversidad, ¿consideras que eres de las pocas o muchas mujeres realizadoras que hacen documentales en el Perú?
En documental de hecho sí existen varias realizadoras. En el cine peruano en general, si consideramos todos los géneros, pocas. En las nuevas generaciones además hay muchas más. Pero existe una enorme invisibilidad. De las películas peruanas estrenadas por años hay un mínimo porcentaje que son dirigidas por mujeres, dependiendo del año.
Lamentablemente, el documental es un género cinematográfico que llama menos la atención de las distribuidoras y de las exhibidoras. Creo también que hay una mala percepción o una especie de estereotipo del género documental. Si consideramos el porcentaje de directores y directoras, somos pocas. Y que hagan ficción, menos aún.
Has hecho cortos, ficción, algunos cortos muy personales. ¿Cómo se relaciona esta obra anterior con esta nueva?
La relación es distinta pues mis trabajos anteriores son más autobiográficos. Incluso las ficciones han sido historias con las que tenía una conexión muy personal. La mirada partía de mí y se dirigía hacia mí. Rodar con todo es como voltear la cámara para ver al otro. En eso hay una gran diferencia. En mis cortos, que era un proceso mucho más íntimo a nivel de escritura, todo estaba mucho más pensado, más planeado. Este documental ha significado descubrimientos mientras se hacía. Un documental que iba construyendo a medida que experimentaba cosas, mientras iba siguiendo a los personajes. Ha sido distinto. Es una mirada al otro y al vínculo que se establece entre las personas. Por eso decía que son como una familia y la familia es un tema que siempre me ha interesado.
Entonces a nivel temático, a primera vista, sí hay una diferencia, incluso a nivel estético. Cuando llego a un proyecto es porque de alguna forma es de lo que quiero hablar. Corresponde a un momento de mi vida, en el que miro más hacia afuera que hacia adentro. Y me los encontré a ellos y me permitieron explorar un montón de temas que me llaman la atención pero a través de sus historias.
Rodar contra todo
de Marianela Vega Orozco
2015
72 min.
Blue Producciones
Trailer
Sitio de Internet del documental
http://www.rodarcontratodo.com/
International Wheelchair Rugby Federation
Sitio Internet de la realizadora